CAPÍTULO
6
¡Gracias
Juana!
“¡Qué rápido
se pasa el fin de semana!”pensé yo.”Ya estamos otra vez en lunes”
Estaba en mi
casa vistiéndome para ir al instituto. Dentro de nada Ángela y Soraya estarán
tocándome a la puerta. Normalmente los lunes estoy que trino pero hoy tenía una
motivación nueva. Volvería a ver a Daniel y además Juan también volvería al
instituto y podré volver otra vez a mirar hacia atrás para poder verle.
-Hija...¿Te
pasa algo?-me dijo mi madre mientras me tomaba la leche del desayuno.
-No ¿Por?-le
dije yo curiosa.
-Es que...no
sé...te veo distinta desde el miércoles-me dijo mi madre preocupada.
“Mi madre
siempre tan intuitiva” pensé yo. La verdad es que sí que estaba un poco rara
desde el miércoles. Desde que llegó Daniel y la pelea entre Juan y Yolanda
estoy bastante rallada. ¡Hasta Ángela está rara! Algo raro se cuece y no tengo
ni idea de lo que es y eso me desespera.
De repente, se
escuchó el sonido del timbre y pocos segundos después la voz de Ángela y la
risita de Soraya.
-¡Vamos
Mara!!Qué hay que recoger a Juanito!-me dijo con entusiasmo mi mejor amiga. Iba
con una camiseta a cuadros rojos y azules y encima llevaba su chaqueta
favorita. Por último llevaba unos pantalones con las rodillas deshilachadas que
me daban frío solo de verlos.
Yo en cambio
llevaba una sudadera calentita con la bandera del Reino Unido, unos vaqueros
normales y mis converse rojas. Yo siempre voy al instituto muy simplona pero yo
pienso que el instituto no es un pase de modelos como piensan muchas chicas.
-Bueno…¿Nos
vamos?-nos preguntó Soraya. Llevaba una sudadera de Mickey Mouse, unos
pantalones cortos con unas medias de colores y unos tenis amarillos, morados y
blancos. Su estilo era único.
Llegamos a
casa de Juan en pocos minutos.
-Hello
chicas-nos saludó con su espléndida sonrisa- Aunque no os lo creáis, tengo
ganas de volver al instituto. Sigo castigado sin salir y este es mi único medio
de salir de mi aburrida casa-dijo tristemente.
-No te
preocupes Juan-le dije para consolarle-Hay que ser positivo en la vida. ¿Verdad
que sí Ángela?
-¡Por supuesto
que sí!-exclamó alegremente Ángela.
Juan iba con
una camiseta de rayas azules y negras. Estaba guapísimo. El color azul de su
camiseta resaltaba mucho sus ojos. “¿Pero qué estoy diciendo? ¿Desde cuándo me
atrae físicamente Juan?”me pregunté a mi misma. Estoy muy mal. Muy pero que muy
mal.
Llegamos al
instituto. A primera hora teníamos naturales y, para mi decepción, ni la
maestra ni Daniel estaban todavía en la clase.
En cuanto
vieron entrar a Juan, casi todas las chicas de la clase lo rodearon a
preguntas. Lo abrazaban, lo consolaban e incluso le daban besitos de
bienvenida.
-Mara, ¿Te
pasa algo?-me preguntó Soraya.
-¡No me pasa
nada!-dije enfada-¿Por qué todo el mundo me pregunta lo mismo?-pregunté
cabreada.
-Yo creo que
Mara esta celosa-dijo Ángela con voz infantil. Entonces ella y Soraya
comenzaron a reírse.
Giré otra vez
la cabeza hacia Juan y me di cuenta que había una chica que no lo había
abrazado ni dado la bienvenida. Yolanda estaba en un rincón de la clase sacando
sus cosas de la mochila. Me dio pena por ella. Era la primera vez que la veía
tan sola. Solía ser bastante popular.
-Hola Yoly- le
dije amigablemente- ¿Cómo estás?
-Ella me miró
a los ojos y de repente me estaba abrazando y llorando en mi hombro.
-Mara, ¿Por
qué me pasa esto? Yo no quería pegar a Juan-dijo ella sollozando-Bueno en
realidad sí. Pero solo lo pensaba, no iba a hacerlo de verdad-me dijo
tristemente.
-Mira Yoly, yo
te entiendo. Si me hubiera dado a mí yo le hubiese pegado un grito que se
hubiera quedado sordo-le dije con intención de consolarla-Pero tampoco era para
lanzarte encima de él como te lanzaste el miércoles.
-¡Es qué ese
es el problema! Yo no quería-me dijo sollozando-Me di cuenta de mis actos
cuando estaba en jefatura de estudios. Desde el miércoles me pasan cosas muy
raras. ¡Tengo dolores de cabeza a diarios y casi arranco el pomo de la puerta
de baño! Algo raro me pasa y no se que es. Hasta mi madre me toma por loca-dijo
mientras dos grandes lagrimones caían por sus mejillas.
Le di un
abrazo para que la gente no se diera cuenta que estaba llorando. Sabía que si
la gente la veía llorar se iban a reír de ella y no lo iba a permitir.
-No te
preocupes ahora deja de llorar que se te va a correr el rímel y vas a parecer
un mapache-le dije con tono chistoso. Entonces ella empezó a reír. Misión
cumplida.
-Si tienes más
problemas así, habla conmigo que no te voy a juzgar como loca ni nada por el
estilo-le dije con mi mejor sonrisa.
-Muchas
gracias Mara. Eres muy buena amiga-me dijo sonriente y justo después se marchó
a su mesa
Entonces me
giré y me encontré cara a cara con Daniel. Mi corazón estaba a cien por hora.
Solo estábamos a centímetro de distancia.
-Has sido muy
buena consolándola-me dijo Daniel mirando hacia el suelo.
-¿Has
escuchado todo?-le pregunté avergonzada. No quería que nadie supiera que hasta
hace unos segundos Yolanda estaba llorando. Aunque no creo que Daniel sea de
esos que se burlan de la gente por esas tonterías.
-Todo todo no.
Pero he escuchado la gran mayoría- me dijo mientras levantaba la cabeza para
mirarme a los ojos.
¿Os he dicho
que tiene unos ojos preciosos? Pues si os lo he dicho lo vuelvo a repetir.
Pocos segundos
después toco el timbre y la maestra de naturales, Juana, entró al aula.
-Bueno
chiquiticos. Para dentro de dos semanas quiero que me traigáis un trabajo sobre
los seres vivos y su habitad. Quiero que me traigáis un trabajo escrito y
mural-nos dijo a toda la clase-¿Os habéis enterado? Ahh y otra cosa. Los grupos
ya los tengo hechos y me da igual que os cabreéis.
En cuanto la
maestra dijo esto se escucharon numerosas quejas. Yo mientras tanto estaba
bastante contenta y cruzaba los dedos debajo de la mesa.
“Por favor que
me toque con él” Por favor que me toque con Daniel” Por favor”. No hacía nada
más que repitiendo esa frase en mi mente. A lo mejor el Espíritu Santo bajaba
de los cielos y hacía mi sueño realidad.
-Bueno. Ahora
voy a decir los grupos-dijo la maestra-Los grupos serán de cinco personas. El
grupo uno lo formaran…-empezó a decir la maestra.
En ese
momento, Manolo, el payaso de la clase, comenzó a hacer redobles en la mesa
para intentar provocar un ambiente de tensión.
Manolo
-¡Manolo!-gritó
la maestra- Como vuelvas hacer el tonto te he hecho de clase con un parte, ¿eh?
Que yo por las buenas soy muy buena pero por las malas soy muy mala. ¿Os ha
quedado claro chiquiticos?-nos dijo la maestra.
En ese momento
sentí un empujonzito en el hombro. Me giré para ver quién era y me sorprendí al
ver que era Daniel.
-Esta tía está
un poco…-dijo haciendo un gesto con las manos.
-¿Majara?-dije
divertida. En ese momento Daniel soltó una pequeña carcajada. En ese momento me
di cuenta que cuando sonreía le salían un pequeño hoyuelo en la mejilla
izquierda. “¡Qué cookie!” pensé yo.
-Bueno pues a
lo que iba-dijo la maestra- El primer grupo lo formarán Juan, Daniel, Soraya,
Ángela y Mara. Ya que os lleváis tan bien espero que hagáis también un muy buen
trabajo-nos dijo la maestra.
En ese momento
todas las cosas malas que tenía en la cabeza se fueron y solo quedo una idea en
mi cabeza. Iba a hacer un trabajo con Daniel. ¡¡CON DANIEL!! Y con mis mejores
amigos por supuesto. No sé pero tenía la intuición de que gracias a este
trabajo iba a descubrir muchas cosas.
“¡GRACIAS
JUANA!”