lunes, 18 de junio de 2012

El lado oscuro del cielo. Capítulo 11


Capítulo 11
¿Sueño o visión?
(contado por Mara)

Estaba en una habitación. Era grande y con columnas de mármol blanco. No estaba sola. Había gente vestida con túnicas blancas, bordadas con adornos azules,  dorados o magenta. Todos iban con sandalias romanas de esparto y las mujeres tenían peinados complicados y llenos de adornos brillantes. La gente pasaba de un lado para otro agitada y no se daban cuenta ni de mi existencia. Aquel era un lugar muy raro.



De repente me fijé en una bandeja color plata que reflejaba todo lo que había a su alrededor. Lo único que se me ocurrió fue acercarme a ella para ver mi aspecto. Tenía el pelo trenzado y peinado como las demás mujeres de la sala y estaba vestida con una túnica blanca como la nieve y con bordados color magenta. Tenía también en el brazo un brazalete bastante pesado. Estaba bastante guapa la verdad.


No sabía donde me encontraba. Parecía un gran y antiguo templo griego o romano, aunque ahora que me daba cuenta, parecía más un palacio por las mesas repletas de todo tipo de comida. Carnes, fruta, vino...Y la gente hablaba sin parar de sus asuntos. Parecía una fiesta.

Entonces apareció él. Su pelo rubio y sus expresivos ojos azules eran inconfundibles. Daniel iba vestido también con una túnica pero esta tenía menos bordados que la mía. Estaba en el centro de un corrillo de gente. Parece que no solo en mi instituto era el centro de atención.

Desvío la mirada de aquel corro y me encuentro con otro rostro conocido. Juan.

-Helena...Estás tan bella esta noche....-me dice suspirando e intentado coquetear conmigo. “Espera...Me ha llamado Helena”pensé yo. No le di importancia y casi sin pensarlo respondí a su saludo.
-Hola Héctor. Usted también está deslumbrante esta noche. Esa túnica le favorece mucho-dije yo también muy coqueta. Espera...¿Estaba coqueteando con Juan?

Alguien me golpeó el hombro y me encontré con...¿Francesco?

-Estoy de acuerdo con Héctor. Eres la mujer más hermosa de la sala. Sin duda alguna-dijo Francesco.

-No me digan esas cosas. No merezco que ustedes si quiera me dirijan la palabra. Son los sobrinos del emperador Augusto y yo solo soy la hija uno de uno de los miembros del Senado.

-Bueno, callemos un momento que llega el futuro rey de Roma-dijo en broma Juan/Héctor- ¿Cómo estás mi querido primo?-le saluda alegremente y dándole un gran abrazo- Hace tiempo que no te veo por estos lugares.

-Estoy muy ocupado-dice agotado- Nunca se sabe cuando mi padre puede dejarnos-gira la cabeza hacia la izquierda y de repente se da cuenta de mi existencia- No me había dado cuenta de que teníais tan buena compañía. Helena, estás preciosa.

-Ya se lo habíamos dicho nosotros, Julio-dice Francesco. De repente se gira y  mira hacia uno de los extremos de la sala y le da un pequeño codazo a Héctor/Juan para que le prestara atención- Mira hermano. Acaban de poner la carne. Creo que deberíamos ir antes de que se acabe.

-Tienes razón hermano-afirma divertido- Siento que tengamos que marchar pero la comida es la comida-y dicho esto se marchan los dos hacia la gran mesa del banquete.

Entonces Julio(Daniel) volvió a poner su atención en mí. La verdad es que, se pusiese lo que se pusiese, siempre estaba...encantador.

-¿Cómo está tu padre?-me pregunta serio.

-Sigue igual pero el médico dice que es normal-le digo casi a punto de llorar (¡a punto de llorar!)- Yo creo que no se recuperará- decía mientras Daniel/Julio me arrastraba  hacia una de las esquinas para pasar desapercibidos.

-Ni se te ocurra decir eso-dice mientras me coge de las manos y me mira fijamente- No puedes ser tan pesimista Helena.

-Pero si mi padre...muere nos quedaremos en la calle-le digo comenzando a llorar- Es él quien tiene la ciudadanía romana.

-Mira Helena...te lo llevo diciendo desde que enfermó-me dice abrazándome- Tú pronto te casarás conmigo. Me da igual lo que diga mi padre. Cuando estemos juntos ni tú ni tu madre se quedarán en la calle-Daniel me mira, acerca su rostro al mío y me besa. Un escalofrío recorre mi cuerpo de  la cabeza a los pies(para ser un sueño esto se sentía muy real). Sea la época que fuera Daniel besaba demasiado bien.

De repente sentí un gran temblor de tierra y Daniel y yo nos separamos bruscamente. Parecía una especie de terremoto y Daniel me miraba asustado.

-¿Qué ha sido eso?-le pregunté aterrada- ¿Eso ha sido un terremoto?

-No lo creo-me dice cogiéndome y arrastrándome del brazo-No te sueltes en ningún momento, te lo ruego.

De nuevo hubo otra réplica del temblor. Este todavía fue más fuerte que el anterior. Fue corto pero lo suficientemente largo como para que cundiera el pánico en la sala. Pero lo peor fue cuando una de las grandes y altas columnas de mármol se quebró y se derrumbó con un gran estruendo en el suelo. Aplastó a tres personas.

-Julio. Tengo miedo-le dije asustada- Salgamos de aquí por favor-y le abracé con fuerza con miedo a que si lo soltaba iba a perderlo para siempre. Enterré mi rostro en el hueco de su clavícula y comencé a llorar.

-Helena, por favor, mírame-me dijo cogiéndome el rostro con sus grandes manos y obligándome a mirarle a la cara- No te va a pasar nada-me dijo totalmente serio y seguro- A ti no.

-¿Cómo que a mí no?-le pregunté más asustada aún-Julio, dime lo que está pasando, por favor.

En ese momento llegan Juan/Héctor y Francesco corriendo hacia nosotros. Tienen la cara roja por el esfuerzo y su cuerpo brillaba a causa del sudor.

-¿Son ellos?-le pregunta Julio a sus primos. Estos afirman con la cabeza al mismo tiempo. Están totalmente exhaustos. Casi no podían ni hablar.

-Están viniendo hacia aquí-me mira y prosigue- Tenemos que esconderla.

-¡¿TE CREES QUE NO LO SÉ?! - exclama Julio desesperado- Puede que la pierda para siempre, ¿y me dices que la esconda?- me abraza más fuerte aún. Me estaba empezando a hacer daño- Lo único que podemos hacer es matar a esos desgraciados o por lo menos morir intentándolo.

El suelo comenzó a temblar otra vez. No quedaba nadie en el palacio exceptuando a nosotros cuatro. Todo estaba en silencio y de repente la pared norte comienza a quebrarse y se cae en pedazos. Se forma una gran y espesa nube de polvo blanquecino y lo único que podía vislumbrar era la silueta de tres personas.

Abracé fuertemente a Daniel/Julio y lo miré como si fuese la última vez que pudiese hacerlo. Nunca olvidaría esos grandes y expresivos ojos azules. Miré ahora a las otras dos personas que nos acompañaban. Estaban igual o más asustados que nosotros dos. Miraban la nube de polvo con miedo y con furia. Algo grande iba a pasar esa noche y yo, bueno, más bien Helena, no iba a superarlo jamás.

La nube comenzaba a dispersarse y las tres figuras comenzaron a avanzar hacia nosotros. Al ver sus rostros solo pude lanzar un grito.

Eras tres personas, dos chicos y una chica pero lo que más me sorprendió fue el rostro de la chica. ¡Era Ángela! Iba vestida con un vestido azul casi transparente que caía por los hombros. Iba descalza y tenía muchos brazaletes de oro. Tenía el mismo color de ojos y de pelo, solo que este era largo y rizado no como ahora que lo llevaba liso. La verdad es que parecía toda una diosa. Pero lo que más me sorprendió fue su expresión. Su rostro irradiaba diversión. ¡Se estaba 




A los otros dos chicos no los conocía pero uno de ellos, el que estaba situado en el medio, me llamó mucho la atención. Tenía el pecho al descubierto y se podían apreciar perfectamente su trabajada musculatura llena de cicatrices. Lo único que llevaba eran una especie de pantalones color blanco y una banda que llevaba colgada una gran y mortal espada. Lo que más me atraía eran sus ojos. Era moreno y tenía los ojos dorados. Me recordaba a la mirada de un león a punto de atacar. De repente me miró fijamente. Sus ojos irradiaban maldad pura. En ese mismo momento supe que se trataba del jefe.



El otro chico era el que menos me llamaba la atención. No asociaba su rostro a nadie y parecía, de entre los tres, el más normal y menos peligroso. Era pelirrojo y tenía los ojos verdes. Se estaba partiendo de risa. ¿Tan divertida era la situación?


Entonces el chico del medio, el de los ojos de león, dio un paso adelante.

-Cuanto tiempo sin vernos hermanos-dijo divertido- Veo que nos habéis ahorrado el trabajo y que nos traéis a la chica en bandeja de plata.

-No os la vais a llevar-dijo Juan/Héctor con furia- Esta vez no la vais a conseguir.

-Antes deberás pasar por encima de nuestros cadáveres-amenazó Francesco.

-¿Y eso es algún problema?-preguntó, para la sorpresa de todos, mi “amiga” Ángela- Siempre la hemos conseguido de ese modo, ¿no?

No me podía creer que Ángela dijera eso. Esa no era la Ángela que yo conocía. La amiga que yo conozco es simpática, graciosa y féliz. No puedes encontrar ni una pizca de maldad en ella. En cambio, esa chica era la maldad en persona. No podían ser la misma persona. ¡No podían serlo!

Entonces una sonora carcajada inunda el destruido salón. Todos nos giramos hacia el chico pelirrojo quien casi se cae al suelo de la risa.

-Siempre acabamos igual-comienza a decir el pelirrojo- Es un ciclo sin fin. ¿Todavía lo dudas Gabriel?

“Espera un momento....¿Gabriel?¿No se llamaba Julio?”comencé a pesar. Este sueño cada vez era más extraño. Primero todos los nombres están cambiados y ahora resulta que esos nombre cambiados no son los verdaderos. Me estoy empezando a mosquear.

-Calla Caín-le dice de repente el jefe- Deja a mis queridos hermanos que piensen lo que quieran. De todas formas sucederá de todos modos.

Mi “amiga” comienza a acercarse al jefe y comienza a mirarlo y tocarlo lujuriosamente.

-Para que retrasarlo más, Luci-le dice- Acabemos con ellos y cojamos a la chica. Me pido esta vez acabar con Gabriel.

“Luci” se la quita bruscamente de encima- Calla Lillith-le dice bruscamente- Todo debe ocurrir a su debido tiempo.

El suelo comienza a temblar otra vez y una gran y profunda brecha comienza a formarse en el suelo separándonos a Gabriel/Julio/Daniel (ya no se ni como llamarlo) y a mí de Francesco y Juan/Héctor.

Los tres chicos se miran como tramando algo y de repente, en las manos de Francesco, aparecen dos brillantes y afiladas espadas mientras que en las de Juan aparece un arco y una banda llena de flechas.

Casi en un abrir y cerrar de ojos aquello fue un caos. Francesco luchaba con sus dos espadas contra Caín y Juan luchaba a cuerpo a cuerpo con Lillith/Ángela y de vez en cuando intentaba acertarle con alguna flecha pero Lillith era rapidísima. Mientras que Juan/Hector estaba totalmente serio y concentrado en su combate Lillith sonría divertida y se reía de sus fallos.

Yo, en cambio, seguí abrazada a Daniel y de vez en cuando dejaba de mirar por miedo a le hirieran a cualquiera de los dos guerreros y cuando esto pasaba Daniel hacia que escondiera la cara en su hombro. Me sentía de la misma forma que cuando veía una película de miedo solo que esto era demasiado real para tomárselo de cachondeo.

-Bueno Daniel-de repente dijo Lucifer-Tienes dos opciones-dijo mientras se acercaba poco a poco hacia nosotros- Primera, entregarnos pacíficamente a la chica, cosa que dudo que harás, o luchar por ella-enumeró con los dedos divertido- De todas formas, para las dos opciones, tienes que soltar a la chica, ¿o piensas luchar con ella en medio?-le preguntó con una sonrisa irónica-No te lo recomendaría-dijo a menos de un metro de donde estábamos- Es demasiado hermosa y valiosa para que acabe...malherida-entonces acercó su mano a mi para acariciarme el rostro pero Daniel/Julio me apartó antes de que esto ocurriera.

-Ni se te ocurra pensar en tocarla-le amenazó Daniel- ¿No tienes suficiente con la lucha? ¿Con la guerra? ¿Con la muerte?

-Esas cosas son lo mejor de la vida-comenzó a decir Lucifer- ¿No te parece divertido ver a los humanos peleándose y matándose por tonterías? O si no, recuerda la Guerra de Troya. ¡Es uno de mis acontecimientos favoritos de la historia! Una chica llamada Helena hace luchar a dos grandes imperios causando la destrucción de una de las ciudades más importante de la historia. ¿Verdad Gabriel?¿O debería llamarte Paris?-comenzó a reirse a carcajada limpia. De repente, desenvainó la espada que llevaba colgada en la espalda y arremetió contra nosotros.

Daniel/Julio/Gabriel (ya no sabía ni como llamarlo) me aportó con un brusco empujón del camino de Lucifer y, antes de que Lucifer llegara a golpear a Daniel éste arremetió con una gran espada blanquecina que acaba de aparecer en sus manos. ¿Cómo demonios podían hacer eso?

Aquella lucha era increíble. Incluso se podría decir que era bella. Los movimientos parecían ensayados de lo precisos que eran. Los dos eran ágiles y había momentos en los que no sabía quien arremetía contra quién. Se esquivaban el uno al otro con elegancia y arremetían con fuerza. Si yo fuera la que luchaba contra alguno de ellos me hubiesen matado al primer espadazo. Soy mala jugando a cualquier deporte de pelota...¡Pues imaginaros con espadas!

Aquel combate estaba demasiado igualado así despegué la vista de él y la enfoqué en la de Francesco para ver como Caín le cortaba el cuello de un espadazo limpio. La sangre comenzó a manchar el impoluto blanco del mármol que recubría todo el suelo de la estancia. Las lágrimas inundaron mis ojos y tuve que apartar la mirada para no acercarme a recoger su cuerpo o parte de él. Su cabeza se encontraba a 5 metros de distancia y podía ver sus ojos abiertos, sin vida, mirando al vacío.

Miré hacia el otro combate que se debatía un poco más a la izquierda. Juan seguía luchando contra Ángela quien esquivaba todos sus golpes y flechas hasta que, sorprendentemente una flechad atravesó el pecho de Lillith. Esta cayó hacia atrás por el impacto y quedó de rodillas ante Juan/Héctor. Entonces de las manos de éste apareció una espada de fuego azul y estaba apuntando hacia Lillith pero justo cuando levantaba la espada para atacar una espada le atravesó el pecho de lado a lado. La sangre comenzó a manar de la herida mortal, abrió los ojos como platos por la impresión y cayó muerto al suelo ayudando a su compañero Francseco a teñir de rojo el suelo de mármol. Caín se encontraba detrás de él con la espada ensangrentada con la sangre de Juan.

Para mí esa imagen fue traumática ya que vi a mi amigo, a mi compañero desde infantil, al chico al que le he contado toda vida, muerto en el suelo con el corazón roto, literalmente.

Ya no sabía a dónde mirar así que volví la vista hacia Daniel y Lucifer. Seguían luchando y sin vacilar. Los dos estaban chorreando a sudor aunque no parecían cansados. Entonces los dos hicieron un giro extraño y se desplazaron hacia la izquierda. Los ojos de Daniel se fijaron en los cuerpos de Francesco y Juan/Héctor y su cara se puso blanca como la nieve. Sus ojos comenzaron a humedecerse y él cayó de espaldas al suelo. Comenzó a llorar y llorar y a mí se me encogió el corazón al verlo. Este espectáculo no duró mucho tiempo ya que Lucifer aprovechó la oportunidad y atravesó el pecho de Daniel matándolo en el acto.

Fue como si mi alma abandonara mi cuerpo y muriera con él. Ya nada tenía sentido en esa vida, ya no tenía a nadie.

Entonces Lucifer se acercó a mi cuerpo y me levantó en volandas. Comencé a dar pataletas intentando escapar de sus brazos pero él era demasiado fuerte y yo me sentía totalmente destrozada. Miré los rostros de los otros dos asesinos que había en la sala. Cain ya no se estaba riéndose pero tampoco es que sintiera pena por matar a dos personas. Lillith en cambio tenía una sonrisa en la cara aunque tuviese una herida de flecha en el pecho. ¿Es que no sentía dolor alguno?

Salimos de la sala a través del agujero que habían hecho atrás los cuerpos sin vida de mis amigos. Con un chasquido de dedos de Lillith todo comenzó a arder a una velocidad vertiginosa. Ya ni siquiera sus padres podrán recuperar los cadáveres de sus hijos y realizarles un entierro digno de ellos.

El cielo estaba despejado, sin ninguna nube. Había un millar de estrellas y se podían ver algunas constelaciones. ¡Mira, la Osa Mayor!-pensé para mis adentros.

Lucifer me dejó en el suelo pero seguía cogiéndome fuertemente del brazo. Me estaba haciendo daño y que sus dedos iban a quedar marcados en mi piel para toda la vida.

Me dio la vuelta y me miró. Sus ojos me daban miedo, pavor. Era el demonio en persona. Entonces aquel demonio se acercó a mi rostro y atropó mis labios con los suyos. Yo intentaba separarme pero no podía. Mi cuerpo, sin mi permiso, le correspondió al beso e incluso se pegó más al de él. No podía hacer nada. Mi cuerpo no me hacía caso.

-Eres mía Helena-me susurró en el oído- Y siempre lo serás. Ahora y en el futuro-y dicho esto todo se volvió negro.

Me desperté agitada. Estaba en una habitación blanca con cortinas verdes. Me miré los brazos y me di cuenta que tenía conectado un gotero por intravenosa. Ahora lo recordé todo. La pelea en el instituto, las voces y negro. Me encontraba en el hospital.

Miré a mi alrededor y encontré las caras de Juan, Francesco y Daniel mirándome con asombro. Juan incluso me dio un gran abrazo. Lo único que se me ocurrió decirles fue:

-Os he visto-les dije mirando hacia un lado-Os he visto a los tres-seguí diciendo pero esta vez mirándolos a los ojos-Os he visto en el pasado. 

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Siento mucho la tardanza pero es que he estado en época de exámenes y tabajos y casi no he podido ni tumbarme.
Espero que este capítulo os guste :3 Intentaré subir el próximo lo antes posible que mañana termino los exámenes.
pd: Si queréis hacer feliz a una chica de 14 años please dejad un coment. Me da igual si es bueno o malo, es solo para saber que la gente me lee y que les parece XD

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