viernes, 29 de junio de 2012

Sombras. Capítulo 4


Capítulo 4

Lo que oculta el bosque

Después de hablar con Lilly me fui fuera. No al pueblo, sino que me dirigí al bosque. Desde que había llegado a aquel pueblo no había vuelto a traspasar la muralla de madera que lo rodeaba.

Sabía que ya había llegado la hora de volver al trabajo pero no creo ni que se den cuenta de que no estaba así que crucé la gran puerta de madera que daba hacia el “bosque encantado” como solía llamarlo.

Desde que Lilly me contó la historia de las sombras me ha entrado una curiosidad increíble de ver alguna en persona. En realidad los llamaban seres sin rostro porque no podías verlas. Quien las viera o moría o se volvía loco y por eso mismo los del pueblo decían que no tenían rostro, ya que no lo habían visto nunca.

Comencé a correr entre los árboles como si fuera una niña pequeña que teme perderse. Aquel bosque era hermoso. Los árboles eran tan altos que perdías la vista mirando hacia arriba. Todo era verde y la luz del sol se filtraba entre las hojas de los altos robles.

Vi una ardilla que subió corriendo a un árbol que estaba a mi izquierda y luego noté que algo me rozaba las piernas. Cuando bajé la vista me di cuenta de que era un conejito blanco. Tenía los ojos rojitos y era tan blanco como la nieve, un albino. Me acerqué a acariciarlo cuando, segundos después, apareció una flecha de la nada que mató al conejito en el acto.



Mis ojos sin quererlo comenzaron a inundarse de lágrimas. El pelaje de aquel conejillo pasó de ser totalmente blanco a teñirse de rojo carmesí con su propia sangre. Sus ojitos rojos ya no me miraban. Cualquier rastro de vida había desaparecido de aquel inocente animal.

Entonces, justo en frente de mí, un arbusto comenzó a moverse dándome la señal de que detrás se encontraba la persona que había disparado al conejo. Me puse en guardia y saqué el cuchillo que había cogido de la cocina sin que Lilly se enterase. Entonces vi el resplandor de un pelo rubio y supe enseguida de quien se trataba.

-¡¡¡Luke!!!-le grité cabreada- ¿Sabes el susto que me has dado?-le recriminé tocándome el pecho todavía agitada.

-Perdona Lara-me dijo mientras volvía a colocar el arco en su espalda-Es que no he tenido un día bueno de caza y he visto al conejo tan quieto que no podía desaprovechar la oportunidad-entonces levantó más el rostro y se dio cuenta de las lágrimas de mis ojos-¿Has estado llorando?

-Si-le dije un poco avergonzada- Es que ese conejito era tan mono-y dicho esto otra lágrima rodó por mi mejilla-Estaba a punto de acariciarlo.

-Yo…lo siento mucho Lara. No era mi intención-me dijo con un tono triste en la voz. Entonces se acercó más a mí y me limpió la lágrima con uno de sus dedos-No quiero que llores pero de todas formas lo de llorar te lo preguntaba porque tienes los ojos muy rojos y no creo que hayas llorado tanto por el conejo.

-No, Luky-le dije intentando disimular mi tristeza al recordar el por qué había llorado tanto antes de entrar en el bosque- Solo ha sido la tontería del conejo, nada más.

-Me estás mintiendo-me dijo Luke con un tono divertido- Se te nota en la cara. Anda. Siéntate en las rodillitas del tito Luke y cuéntale que te ha pasado-entonces se sentó en una roca con un poco de musgo que había cerca de un árbol y me cogió por detrás sentándome encima de sus rodillas. Me sentía un poco estúpida pero ese gesto hizo que se me escapara una sonrisa.

-No te lo puedo decir-le digo mirándo a un árbol que hay justo delante de mí. Había dos pájaros haciendo un nido en una de las ramas. Parecían tranquilos y felices. ¿Ellos no temían a las sombras?

Entonces sentí que Luke apoyaba la cara en el hueco de mi cuello. No decía nada. Estaba mirando la misma rama que yo miraba. Entonces lo que dijo me sorprendió mucho más:

-Ya sé lo que pasa-hizo una pequeña pausa-Por favor, dime que ese asqueroso y repulsivo de George no te ha puesto las manos encima.

-¿Có-co-como lo sabes?-le pregunté titubeando un poco.

-Porque sabía que en cuanto te viera lo iba a hacer-dijo enfurecido-Lo voy a matar- entonces me sentó de forma que pudiera verle la cara-¿Te ha…ya sabes…?

-No, no ha llegado a violarme-le dije apartando la mirada de su rostro-Puedes decirlo, no hay nadie por aquí.

-¿No ha llegado a hacerte suya?-me dijo extrañado. Entonces me miró con temor-¿Qué has hecho Lara?

-Le di una patada en sus partes-le dije sin rodeos.

Luke me miraba con una mezcla entre miedo y enfado. Se levantó de un golpe de la roca casi tirándome contra el suelo. Se apoyó en un árbol y se quedó allí durante algunos segundos. Entonces dijo:

-¿Sabes en que lío te has metido?-me dijo enfadado.

-Sí, lo sé-le respondí mirando su espalda-Lilly me lo ha dicho.

-¿Sabes que no dejaré que te hagan nada, verdad?-me preguntó sin todavía mirarme a la cara. Luke se giró y volvió a acercarse a mí, me cogió las manos y me miró a los ojos- No puedo perderte como pasó con mi hermana.

-¿La chica que sacrificaron el año pasado era tu hermana?-le pregunté casi susurrando y desviando mi mirada. Él solo asintió triste como si estuviera recordando-¿Entonces Lilly es tu tía abuela?

-Ajá-afirmó el dirigiéndome una pequeña sonrisa-Lilly es la abuela de Nancy, las gemelas y los gemelos. Su hermano, que en paz descanse, era nuestro abuelito Cristopher.

Cuando él paró de hablar volvió a mirar la rama en donde estaban los pájaros construyendo su nido. Ahora estaban los dos quietos. Cerré los ojos y pude escuchar su suave canto. Parecían como si nos estuvieran susurrando algo.



-Parecen tan tranquilos e inocentes-dijo de repente Luke-Me gustaría ser un pájaro. Ellos viven en la ignorancia. No conocen el peligro de las sombras. Pueden ir a donde quieran y no como nosotros que vivimos enjaulados en un pueblucho.

-Yo solo llevo dos semanas y he tenido que salir de allí-le dije divertida-Creo que tengo claustrofobia-continué riendo.

-Hablando del pueblo-comenzó a decirme Luke-¿Por qué te has alejado tanto de las murallas?

-¿¡Alejarme demasiado?!-exclamé sorprendida-Pero si no he estado ni media hora fuera.

-¿Te has dado cuenta que estamos a dos horas del pueblo?-me preguntó preocupado-¿Seguro que estás bien Lara?

Ahora que miraba el cielo me di cuenta que el sol estaba mucho más bajo que cuando salí hacia el bosque. Aunque no quería, tuve que empezar a creer lo que me estaba diciendo Luke. ¿Había estado tan despistada de no darme cuenta de la hora?

-Ahora que me acuerdo. ¿No tenías que volver a los campos después de comer?-me recordó Luke con su típica sonrisa torcida de “te vas a meter en problemas y yo me voy a reír”

-Madre mia, madre mia...-empecé a decir preocupada y agarrándome la cabeza con las manos-¡Cómo se entere Teresa estaré condenada al sacrifico seguro!

-Tranquila Lara. No te sulfures-intentó calmarme el rubio- Ya te he dicho que no dejaré que te hagan nada. Aunque tienes que empezarte a llevar bien con Teresa. Con George ya tienes suficiente-me aconsejó-Y ahora será mejor que volvamos al pueblo. No quedan muchas horas de luz.

De repente escuché un sonido lejano. Era el sonido de pisadas, muchas pisadas. Luke también lo escuchó y me puso detrás de él con aire sopreprotector. Hizo un gesto de silencio con el dedo y comenzamos a avanzar hacia el lugar de dónde provenía el sonido.

Estaba asustada. ¿Y si era una manada de lobos? ¿Y si eran un grupo de jabalíes rabiosos? ¿Y si era cualquier grupo de animales asesinos? Pero lo que nos encontramos detrás del arbusto no nos lo esperábamos para nada.

Había varias siluetas negras esparcidas por aquel pequeño prado. Parecían personas. Una de ellas acababa de encender un fuego que cada vez aumentaba más de tamaño. Se podían escuchar algunos susurros. ¿Qué estarían diciendo?

De repente escuché que Luke balbuceó algo y paró de moverse por completo. Entonces me tomó de la mano y comenzó a apretármela cada vez más. Me estaba comenzando a doler demasiado. Tenía la mano blanca. Pocos segundos más tarde ya no soportaba el dolor e intenté apartar la mano pero no podía.

-Luke…entiendo que estés asustado pero por favor…suéltame la mano. Me estás haciendo daño-le dije intentando apartar la mano. Luke no quería soltarme y me di cuenta de que no paraba de mirar hacia las personas de la hoguera-Luke, respóndeme. ¿Estás bien?-le pregunté preocupada. Luke seguía sin contestar y seguía sin moverse. Al ver que seguía sin hacerme caso lo cogí de la camiseta con la otra mano y le di la vuelta para poder verle el rostro.

Un chillido se quedó encajado en mi garganta sin poder salir. Los ojos de Luke estaban completamente blancos. No tenían iris, ni pupila y eso no era normal. Comencé a zarandearlo con cuidado pero nada cambiaba. Luke seguía en el mismo estado. Seguí zarandeándolo cada vez más fuerte pero seguía sin reaccionar. Mi vista comenzaba a nublarse a causa de las lágrimas que empezaban a manar de mis ojos. Lo peor de todo es que no podía decir nada ya que no podía dejar que aquellas personas, siluetas o lo que sean que eran me descubrieran. ¿Habían hecho ellas algo para que Luke estuviese en ese estado?

No podía aguantarlo más y abracé a Luke. Aunque no estuviera consciente era el hombro más cercano en dónde llorar y tenía que desahogarme con algo. Lloré durante varios minutos sin descanso. Lloré por todo. Por Luke, por lo que George estuvo a punto de hacerme, por miedo a ser sacrificada, por estar encerrada en aquel extraño mundo. ¿Qué había hecho yo para que me pasara todo aquello?

Tenía miedo de mirar hacia donde había estado mirando Luke ya que no sabía el por qué estaba así. Me di cuenta de que quedaba solo una hora de luz o incluso menos. Las siluetas no habían hecho nada nuevo. Hablaban demasiado bajo para que entendiera lo que decían y no podía vislumbrar sus rostros. ¿Qué estarían haciendo allí? ¿Por qué iban a acampar allí? ¿No sabían de la existencia de las sombras?

Ante la desesperación, intenté cargar el cuerpo de Luke pero pesaba demasiado para mí. Yo estaba muy delgada y desde que estaba trabajando en el campo me dolía todo el cuerpo. ¿Qué podía hacer?
En uno de mis mil intentos para intentar levantarlo y desplazarlo unos metros Luke comenzó a convulsionar. Eso era demasiado raro pero me alegraba ya que por lo menos había reaccionado. Hubo momentos en que creía que estaba muerto.

-Luke- le susurré lo más flojo posible-Despierta Luke. ¿Qué te está pasando?-no pude evitarlo y comencé otra vez a llorar. Lo tumbé en mi regazo. Desde que había empezado a convulsionar su cara transmitía dolor. Era como si estuviera teniendo pesadillas. Por más que lo intentaba no podía despertarlo y tampoco paraba de llorar, pero cuando una de mis lágrimas calló sobre su bonita cara Luke abrió los ojos.

-¡¡LUKE!!-exclamé feliz-Creía que te había perdido-entonces paré de hablar esperando alguna respuesta de su parte pero su respuesta no llegaba-Luke…¿Me escuchas?

Luke giró su cabeza y me miró a la cara. Entonces comenzó a balbucear unas extrañas palabras:

Las almas en peligro
con una mirada están.
Ten cuidado con los rostros oscuros,
pues pueden llegar a matar
Locura, locura, locura
¿Hasta dónde pueden llegar?
Corre hasta un lugar seguro
pues tras de ti están.

Esas palabras me sonaban demasiado. Ya las había escuchado antes pero, ¿en dónde?

El iris de Luke, tras decir aquellas palabras, volvió a sus blancos ojos. Me miró agitado. Estaba sudando y tenía los pelos pegados en la frente y la nuca. Era como si acabara de correr 10 km a máxima velocidad cuando lo único que había hecho era decir unas palabras. ¿Tanto trabajo le había costado?

-Lara-me dijo preocupado-¿Qué me ha pasado? Me duele mucho la cabeza y…-se tocó la nuca y restiró la mano un poco asqueado-¿Por qué estoy sudando tanto?

-No lo sé, Luky-le dije llorando de alegría-Me alegra que estés otra vez entre nosotros. Por un momento pensé que te había poseído un demonio y…-comencé a llorar más fuerte.

-No llores Lara…por favor-dijo limpiándome uno de mis lagrimones-Creía que eras una mujer dura pero últimamente lloras muy a menudo-y comenzó a reírse-Por cierto… ¿Qué hora es?

-Pues, si te soy sincera…No tengo ni idea-le susurré riéndome un poco-Pero, ¿de verdad preguntas eso después de lo que te ha pasado?

-Te recuerdo que en este bosque la hora es muy importante-me recordó Luke como si fuera mi padre-Y te he preguntado antes que qué me había pasado y todavía no me has respondido.

-Mejor te lo cuento por el camino-le dije mientras lo cogía de la mano-Será mejor que dejemos a los forasteros acampar tranquilos.

-Lara…¿Qué forasteros?-me preguntó Luke confundido.

-Pues los que estaban acampando en el claro…-comencé a decir señalando hacia los arbustos, pero me di cuenta de que ya no estaban. No había ni rastro de ellos. ¡Ni si quieran quedaban las cenizas del fuego! ¿Qué había pasado?¿Me estaba volviendo loca?

-Lara…creo que lo de George te ha dejado un poco tocada-me dijo con un poco serio y preocupado-Ahora nos vamos a ir al poblado y vamos a tener que correr bastante porque queda menos de una hora de luz. Nuestra única preocupación en estos momentos es llegar sanos y salvos a las murallas. ¿De acuerdo?

Yo solo asentí y cogí su mano con fuerza. Él comenzó a arrastrarme de aquel lugar lo más rápido posible. Algo me decía que todo lo que habíamos vivido no eran imaginaciones mías pero, ¿a dónde habían ido aquellas personas? ¿Cómo habían podido irse sin que me diera cuenta y borrar todo rastro de su paso por aquel claro? La verdad es que estaba comenzando a creer en lo que Luke me había dicho. Lo que me había pasado con George me estaba afectando demasiado.

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