Capítulo 4
Lo que oculta el bosque
Después de hablar con Lilly me fui fuera. No al pueblo, sino que me
dirigí al bosque. Desde que había llegado a aquel pueblo no había vuelto a traspasar la muralla de madera que lo rodeaba.
Sabía que ya había llegado la hora de volver al trabajo pero no creo
ni que se den cuenta de que no estaba así que crucé la gran puerta de madera
que daba hacia el “bosque encantado” como solía llamarlo.
Desde que Lilly me contó la historia de las sombras me ha entrado una
curiosidad increíble de ver alguna en persona. En realidad los llamaban seres
sin rostro porque no podías verlas. Quien las viera o moría o se volvía loco y
por eso mismo los del pueblo decían que no tenían rostro, ya que no lo habían
visto nunca.
Comencé a correr entre los árboles como si fuera una niña pequeña que
teme perderse. Aquel bosque era hermoso. Los árboles eran tan altos que perdías
la vista mirando hacia arriba. Todo era verde y la luz del sol se filtraba
entre las hojas de los altos robles.
Vi una ardilla que subió corriendo a un árbol que estaba a mi
izquierda y luego noté que algo me rozaba las piernas. Cuando bajé la vista me di
cuenta de que era un conejito blanco. Tenía los ojos rojitos y era tan blanco
como la nieve, un albino. Me acerqué a acariciarlo cuando, segundos después, apareció una
flecha de la nada que mató al conejito en el acto.
Mis ojos sin quererlo comenzaron a inundarse de lágrimas. El pelaje de
aquel conejillo pasó de ser totalmente blanco a teñirse de rojo carmesí con su
propia sangre. Sus ojitos rojos ya no me miraban. Cualquier rastro de vida
había desaparecido de aquel inocente animal.
Entonces, justo en frente de mí, un arbusto comenzó a moverse dándome
la señal de que detrás se encontraba la persona que había disparado al conejo.
Me puse en guardia y saqué el cuchillo que había cogido de la cocina sin que
Lilly se enterase. Entonces vi el resplandor de un pelo rubio y supe enseguida
de quien se trataba.
-¡¡¡Luke!!!-le grité cabreada- ¿Sabes el susto que me has dado?-le
recriminé tocándome el pecho todavía agitada.
-Perdona Lara-me dijo mientras volvía a colocar el arco en su
espalda-Es que no he tenido un día bueno de caza y he visto al conejo tan
quieto que no podía desaprovechar la oportunidad-entonces levantó más el rostro
y se dio cuenta de las lágrimas de mis ojos-¿Has estado llorando?
-Si-le dije un poco avergonzada- Es que ese conejito era tan mono-y
dicho esto otra lágrima rodó por mi mejilla-Estaba a punto de acariciarlo.
-Yo…lo siento mucho Lara. No era mi intención-me dijo con un tono
triste en la voz. Entonces se acercó más a mí y me limpió la lágrima con uno de
sus dedos-No quiero que llores pero de todas formas lo de llorar te lo
preguntaba porque tienes los ojos muy rojos y no creo que hayas llorado tanto
por el conejo.
-No, Luky-le dije intentando disimular mi tristeza al recordar el por
qué había llorado tanto antes de entrar en el bosque- Solo ha sido la tontería
del conejo, nada más.
-Me estás mintiendo-me dijo Luke con un tono divertido- Se te nota en
la cara. Anda. Siéntate en las rodillitas del tito Luke y cuéntale que te ha
pasado-entonces se sentó en una roca con un poco de musgo que había cerca de un
árbol y me cogió por detrás sentándome encima de sus rodillas. Me sentía un
poco estúpida pero ese gesto hizo que se me escapara una sonrisa.
-No te lo puedo decir-le digo mirándo a un árbol que hay justo
delante de mí. Había dos pájaros haciendo un nido en una de las ramas. Parecían
tranquilos y felices. ¿Ellos no temían a las sombras?
Entonces sentí que Luke apoyaba la cara en el hueco de mi cuello. No
decía nada. Estaba mirando la misma rama que yo miraba. Entonces lo que dijo me
sorprendió mucho más:
-Ya sé lo que pasa-hizo una pequeña pausa-Por favor, dime que ese
asqueroso y repulsivo de George no te ha puesto las manos encima.
-¿Có-co-como lo sabes?-le pregunté titubeando un poco.
-Porque sabía que en cuanto te viera lo iba a hacer-dijo enfurecido-Lo
voy a matar- entonces me sentó de forma que pudiera verle la cara-¿Te ha…ya
sabes…?
-No, no ha llegado a violarme-le dije apartando la mirada de su
rostro-Puedes decirlo, no hay nadie por aquí.
-¿No ha llegado a hacerte suya?-me dijo extrañado. Entonces me miró
con temor-¿Qué has hecho Lara?
-Le di una patada en sus partes-le dije sin rodeos.
Luke me miraba con una mezcla entre miedo y enfado. Se levantó de un
golpe de la roca casi tirándome contra el suelo. Se apoyó en un árbol y se
quedó allí durante algunos segundos. Entonces dijo:
-¿Sabes en que lío te has metido?-me dijo enfadado.
-Sí, lo sé-le respondí mirando su espalda-Lilly me lo ha dicho.
-¿Sabes que no dejaré que te hagan nada, verdad?-me preguntó sin
todavía mirarme a la cara. Luke se giró y volvió a acercarse a mí, me cogió las
manos y me miró a los ojos- No puedo perderte como pasó con mi hermana.
-¿La chica que sacrificaron el año pasado era tu hermana?-le pregunté
casi susurrando y desviando mi mirada. Él solo asintió triste como si estuviera
recordando-¿Entonces Lilly es tu tía abuela?
-Ajá-afirmó el dirigiéndome una pequeña sonrisa-Lilly es la abuela de
Nancy, las gemelas y los gemelos. Su hermano, que en paz descanse, era nuestro
abuelito Cristopher.
Cuando él paró de hablar volvió a mirar la rama en donde estaban los
pájaros construyendo su nido. Ahora estaban los dos quietos. Cerré los ojos y
pude escuchar su suave canto. Parecían como si nos estuvieran susurrando algo.
-Parecen tan tranquilos e inocentes-dijo de repente Luke-Me gustaría
ser un pájaro. Ellos viven en la ignorancia. No conocen el peligro de las
sombras. Pueden ir a donde quieran y no como nosotros que vivimos enjaulados en
un pueblucho.
-Yo solo llevo dos semanas y he tenido que salir de allí-le dije
divertida-Creo que tengo claustrofobia-continué riendo.
-Hablando del pueblo-comenzó a decirme Luke-¿Por qué te has alejado
tanto de las murallas?
-¿¡Alejarme demasiado?!-exclamé sorprendida-Pero si no he estado ni
media hora fuera.
-¿Te has dado cuenta que estamos a dos horas del pueblo?-me preguntó
preocupado-¿Seguro que estás bien Lara?
Ahora que miraba el cielo me di cuenta que el sol estaba mucho más
bajo que cuando salí hacia el bosque. Aunque no quería, tuve que empezar a
creer lo que me estaba diciendo Luke. ¿Había estado tan despistada de no darme
cuenta de la hora?
-Ahora que me acuerdo. ¿No tenías que volver a los campos después de
comer?-me recordó Luke con su típica sonrisa torcida de “te vas a meter en
problemas y yo me voy a reír”
-Madre mia, madre mia...-empecé a decir preocupada y agarrándome la
cabeza con las manos-¡Cómo se entere Teresa estaré condenada al sacrifico
seguro!
-Tranquila Lara. No te sulfures-intentó calmarme el rubio- Ya te he
dicho que no dejaré que te hagan nada. Aunque tienes que empezarte a llevar
bien con Teresa. Con George ya tienes suficiente-me aconsejó-Y ahora será mejor
que volvamos al pueblo. No quedan muchas horas de luz.
De repente escuché un sonido lejano. Era el sonido de pisadas, muchas
pisadas. Luke también lo escuchó y me puso detrás de él con aire
sopreprotector. Hizo un gesto de silencio con el dedo y comenzamos a avanzar
hacia el lugar de dónde provenía el sonido.
Estaba asustada. ¿Y si era una manada de lobos? ¿Y si eran un grupo de
jabalíes rabiosos? ¿Y si era cualquier grupo de animales asesinos? Pero lo que
nos encontramos detrás del arbusto no nos lo esperábamos para nada.
Había varias siluetas negras esparcidas por aquel pequeño prado.
Parecían personas. Una de ellas acababa de encender un fuego que cada vez
aumentaba más de tamaño. Se podían escuchar algunos susurros. ¿Qué estarían
diciendo?
De repente escuché que Luke balbuceó algo y paró de moverse por
completo. Entonces me tomó de la mano y comenzó a apretármela cada vez más. Me
estaba comenzando a doler demasiado. Tenía la mano blanca. Pocos segundos más tarde ya no soportaba el dolor e intenté apartar la mano pero no podía.
-Luke…entiendo que estés asustado pero por favor…suéltame la mano. Me
estás haciendo daño-le dije intentando apartar la mano. Luke no quería soltarme
y me di cuenta de que no paraba de mirar hacia las personas de la hoguera-Luke,
respóndeme. ¿Estás bien?-le pregunté preocupada. Luke seguía sin contestar y
seguía sin moverse. Al ver que seguía sin hacerme caso lo cogí de la camiseta
con la otra mano y le di la vuelta para poder verle el rostro.
Un chillido se quedó encajado en mi garganta sin poder salir. Los ojos
de Luke estaban completamente blancos. No tenían iris, ni pupila y eso no era
normal. Comencé a zarandearlo con cuidado pero nada cambiaba. Luke seguía en el
mismo estado. Seguí zarandeándolo cada vez más fuerte pero seguía sin
reaccionar. Mi vista comenzaba a nublarse a causa de las lágrimas que empezaban
a manar de mis ojos. Lo peor de todo es que no podía decir nada ya que no podía
dejar que aquellas personas, siluetas o lo que sean que eran me descubrieran.
¿Habían hecho ellas algo para que Luke estuviese en ese estado?
No podía aguantarlo más y abracé a Luke. Aunque no estuviera
consciente era el hombro más cercano en dónde llorar y tenía que desahogarme
con algo. Lloré durante varios minutos sin descanso. Lloré por todo. Por Luke,
por lo que George estuvo a punto de hacerme, por miedo a ser sacrificada, por
estar encerrada en aquel extraño mundo. ¿Qué había hecho yo para que me pasara
todo aquello?
Tenía miedo de mirar hacia donde había estado mirando Luke ya que no
sabía el por qué estaba así. Me di cuenta de que quedaba solo una hora de luz o
incluso menos. Las siluetas no habían hecho nada nuevo. Hablaban demasiado bajo
para que entendiera lo que decían y no podía vislumbrar sus rostros. ¿Qué
estarían haciendo allí? ¿Por qué iban a acampar allí? ¿No sabían de la
existencia de las sombras?
Ante la desesperación, intenté cargar el cuerpo de Luke pero pesaba
demasiado para mí. Yo estaba muy delgada y desde que estaba trabajando en el
campo me dolía todo el cuerpo. ¿Qué podía hacer?
En uno de mis mil intentos para intentar levantarlo y desplazarlo unos
metros Luke comenzó a convulsionar. Eso era demasiado raro pero me alegraba ya
que por lo menos había reaccionado. Hubo momentos en que creía que estaba
muerto.
-Luke- le susurré lo más flojo posible-Despierta Luke. ¿Qué te está
pasando?-no pude evitarlo y comencé otra vez a llorar. Lo tumbé en mi regazo.
Desde que había empezado a convulsionar su cara transmitía dolor. Era como si
estuviera teniendo pesadillas. Por más que lo intentaba no podía despertarlo y
tampoco paraba de llorar, pero cuando una de mis lágrimas calló sobre su bonita
cara Luke abrió los ojos.
-¡¡LUKE!!-exclamé feliz-Creía que te había perdido-entonces paré de
hablar esperando alguna respuesta de su parte pero su respuesta no
llegaba-Luke…¿Me escuchas?
Luke giró su cabeza y me miró a la cara. Entonces comenzó a balbucear
unas extrañas palabras:
Las almas en peligro
con una mirada están.
Ten cuidado con los rostros oscuros,
pues pueden llegar a matar
Locura, locura, locura
¿Hasta dónde pueden llegar?
Corre hasta un lugar seguro
pues tras de ti están.
Esas palabras me sonaban demasiado. Ya las había escuchado antes pero,
¿en dónde?
El iris de Luke, tras decir aquellas palabras, volvió a sus blancos
ojos. Me miró agitado. Estaba sudando y tenía los pelos pegados en la frente y
la nuca. Era como si acabara de correr 10 km a máxima velocidad cuando lo único
que había hecho era decir unas palabras. ¿Tanto trabajo le había costado?
-Lara-me dijo preocupado-¿Qué me ha pasado? Me duele mucho la cabeza
y…-se tocó la nuca y restiró la mano un poco asqueado-¿Por qué estoy sudando
tanto?
-No lo sé, Luky-le dije llorando de alegría-Me alegra que estés otra
vez entre nosotros. Por un momento pensé que te había poseído un demonio
y…-comencé a llorar más fuerte.
-No llores Lara…por favor-dijo limpiándome uno de mis lagrimones-Creía
que eras una mujer dura pero últimamente lloras muy a menudo-y comenzó a
reírse-Por cierto… ¿Qué hora es?
-Pues, si te soy sincera…No tengo ni idea-le susurré riéndome un
poco-Pero, ¿de verdad preguntas eso después de lo que te ha pasado?
-Te recuerdo que en este bosque la hora es muy importante-me recordó
Luke como si fuera mi padre-Y te he preguntado antes que qué me había pasado y
todavía no me has respondido.
-Mejor te lo cuento por el camino-le dije mientras lo cogía de la
mano-Será mejor que dejemos a los forasteros acampar tranquilos.
-Lara…¿Qué forasteros?-me preguntó Luke confundido.
-Pues los que estaban acampando en el claro…-comencé a decir señalando
hacia los arbustos, pero me di cuenta de que ya no estaban. No había ni rastro
de ellos. ¡Ni si quieran quedaban las cenizas del fuego! ¿Qué había pasado?¿Me
estaba volviendo loca?
-Lara…creo que lo de George te ha dejado un poco tocada-me dijo con un
poco serio y preocupado-Ahora nos vamos a ir al poblado y vamos a tener que
correr bastante porque queda menos de una hora de luz. Nuestra única
preocupación en estos momentos es llegar sanos y salvos a las murallas. ¿De
acuerdo?
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