CAPÍTULO
3
Una
guitarra, un hombre herido y una lágrima
(escuchar el video de youtube )
-Una
más-me repetí a mí misma para animarme. Las gotas de sudor caían por mi
barbilla hasta el suelo. Parecía que el sol no se iba en ningún momento. Las
manos ya me ardían y me retorcía de dolor cada vez que, por enésima vez, me
agachaba y levantaba para agarrar y recoger las zanahorias plantadas en el
campo de cultivo. ¿Quién me iba a decir que trabajar en el campo fuera tan
duro?
Si,
ahora entendía la cara de felicidad de Teresa, la estúpida hija del jefe de la
tribu, cuando su “papi” confirmó mi nuevo puesto de trabajo, si se le podía
llamar así. Eso era una tortura.
Entonces
escuché el maravilloso sonido de la campana que señalaba la hora de comer. Si,
después de comer me tocaba ir otra vez al maravilloso mundo de la agricultura.
Me
dirigí, como siempre, a la casa de la abuela Lilly. Ya llevaba dos semanas en
aquel pueblo pero todavía no podía llamar a aquella casa “mi casa”.
De
camino saludé a todas las personas que encontraba y la gente me respondía
alegre y con entusiasmo. Aquel pueblo no era muy grande. No llegaríamos ni a
las doscientas personas pero, aunque yo no conociera todavía la mayoría de los
nombres de las personas a las que saludaba, me sentía bien al hacerlo.
Antes
de llegar al pequeño porche de madera que había a la entrada de la cabaña noté
una mano posarse en mi hombro.
-Hola-me
dijo Luke al girarme-¿Vienes para comer?
-No…-le
dije yo irónicamente-Cada día me sorprendes más Luky.
-No
me llames así-me dijo en tono infantil-Te recuerdo que soy mucho más alto que
tú-me dijo encarándome- Enana
En
ese momento la puerta se abrió y apareció la abuela Lilly con una gran fuente
de papas humeantes.
-¿Vais
a entrar?-nos preguntó un poco enfadada-La comida se va a enfriar y no pienso
volver a calentarla.
-Vamos
Luke-le ordené al “grandullón”-Vamos para adentro que esas patatas tienen mi
nombre puesto-y dicho esto los dos entramos corriendo a sentarnos a la mesa.
Ya
estaban todos sentados en la mesa excepto Nancy quien seguramente comería en la
casa de su prometido. Si, en aquel pueblo prometían a las chicas a partir de
los 16 o 17 años. Los chicos en cambio eran los que elegían el momento y a la
chica con la quien casarse. Era un pueblo bastante molesto.
Mis
mejores amigos aquí eran Nancy quien descubrí que tenía 18 años, Mike de 14
años y, cómo no, Luke de 19.
Cuando
conocí a Luke pensé que iba a ser el típico guaperas de turno que se creía
mucho y que ignoraba a las chicas para hacerse el serio e importante. Pero me
equivocaba. Me trataba como si fuera su hermana pequeña y, junto con su hermano
Mike, me hacía destornillarme de la risa. Había momentos en que pensaba que ese
era mi hogar y que aunque me torturaran en un campo de cultivo todos los días y
tuviera que aguantar a Teresa, me gustaría hacer mi propia vida en ese lugar.
Pero siempre acababa recordando la historia que me contó la abuela Lilly sobre
las sombras. Y siempre recordaba la parte del sacrificio humano que debía
entregar el pueblo todos los años en la fiesta del solsticio de verano, que era
dentro de menos de dos meses. Y cuando recordaba esto deseaba irme de aquel
pueblo para siempre.
-¿Quieres
más papas Lara?-me pregunta la pequeña Maya-Es que no tengo mucha hambre.
-No,
gracias Maya-le dije a la pequeña. La verdad es que yo estaba también muy
llena-¿Por qué no se lo preguntas a Luke? Como siga así se va a comer el plato.
Ella
se rio y le preguntó a Luke lo mismo que a mí solo que esta vez este sí que
aceptó encantado el plato de la pequeña. Había conseguido lo que quería. La
pequeña Maya llevaba unos días extraña. No tenía ganas de comer, estaba un poco
distante con todos…le tenía que preguntar a Nancy sobre el tema.
Después
de comer todavía tenía una hora libre antes de volver a comenzar otra vez con
el trabajo. Así que me fui a mi habitación y cogí mi diario para poder escribir
un rato. Decidí comenzar aquel diario por miedo a perder de nuevo la memoria y
no acordarme de nada. Si aquello pasaba por lo menos podría leer el diario e
intentar recordar.
Allí
me encontré a Mike y su guitarra. A aquel chico le encantaba la música. La
guitarra siempre ha sido un instrumento que me ha atraído mucho desde que
llegué a ese lugar. Cuando Mike me vio dejó de tocar y se sonrojó al momento.
-¿Por
qué has dejado de tocar?-le pregunté con una sonrisa- Me encantaría tocar como
tú.
-Tengo
todo el derecho del mundo a parar-me reprochó molesto-Tú también paras de
cantar cuando llega alguien.
¿Mike
me había escuchado cantar? Me avergoncé al instante y escondí mi cara tras mis
manos. Desde que he llegado aquí lo único que recuerdo son algunas estrofas de
algunas canciones. Cuando estaba trabajando en el campo a veces cantaba alguna
cancioncilla y la gente que estaba cerca de mí acababa cantando también
conmigo. Pero me daba mucha vergüenza cantar sola y más delante de Mike que
entendía algo de música.
-¿Me
has escuchado?-le susurré sentándome en la cama junto a él-Seguramente te he
parecido horrible.
-¿¡PERO
QUE DICES!?-me pregunta incrédulo- Cantas genial Lara. Además, nunca había
escuchado nada parecido a las canciones que tú cantas.
-¿De
veras?-le pregunté esperanzada. Cantar era lo único que me gustaba y, según
Mike, que sabía hacer.
-Sí,
de veras-me afirmó por segunda vez-Deberías preguntarle a Nancy y a Daniel.
Siempre se esconden detrás de la puerta del baño mientras te duchas para
escucharte.
Si
ya estaba totalmente roja por la vergüenza yo creo que ahora mi rostro
desprendía llamas de lo colorado que estaba. Sentía como si estuvieran friendo
salchichas en mis mofletes.
Mike
al verme comenzó a reírse y tuvo que dejar la guitarra a un lado para poder
desternillarse en la cama. Incluso comenzó a dar puñetazos a esta mientras
lágrimas comenzaban a aparecer por sus ojos. ¿Tanta gracia tenía yo en estos
momentos?
Mientras
Mike seguía riéndose y señalándome yo me fijé en la guitarra. Como él no se
estaba dando cuenta de mis movimientos aproveché para coger su preciada
guitarra entre mis manos. Encajaba perfectamente en mi regazo y mis brazos se
colocaron solos alrededor de la guitarra y estos comenzaron a moverse y tocar.
Mike
dejó de reírse y me miró con la boca abierta. Mis dedos se movían sin ningún
esfuerzo rasgando y pulsando las distintas cuerdas. En esos momentos me di
cuenta que para mí tocar la guitarra era tan fácil como respirar. Me sentía
genial tocando aquel instrumento y sin darme cuenta comencé a cantar sin dejar
de tocar la guitarra.
Las
palabras salían solas por mi boca acompañando a la perfección la melodía de la
guitarra. Cerré los ojos y me imaginé un hermoso prado lleno de flores
amarillas y yo dando vueltas en él. En ese mundo me sentía bien, Me sentía
libre. Entonces me imaginaba a Luke corriendo y girando conmigo. Entonces
aparece otro chico. Este es más siniestro, más oscuro. Va vestido de negro y se
acerca hacia donde estamos, empuja a un lado a Luke y me coge sin pensarlo. En
ese momento acababa la canción y vuelvo al mundo real.
Al
abrir los ojos me sorprendí al escuchar un estruendo de aplausos y ver a Lilly,
a las gemelas, a los gemelos, Luke, Nancy y un chico moreno que no conocía
aplaudiéndome y mirándome estupefactos. No me lo podía creer. Me habían
escuchado cantar y tocar al mismo tiempo y no me había enterado, ni si quiera,
de que estaban en la puerta de la pequeña habitación.
Todos
comenzaron a hablarme a la vez y a felicitarme por lo bien que lo había hecho.
Nancy no paraba de hablarle de mí a aquel extraño chico moreno. Luke, de
repente, me había cogido y me había comenzado a dar vueltas alrededor de él.
Pero, aún así, yo todavía estaba ensimismada en la visión que había tenido del claro.
Me intrigaba mucho ese chico que había visto. No sabía como podía haber sacado
de mi imaginación a aquel misterioso joven que me apartaba de los brazos de
Luke. ¿Sería aquella algún tipo de
premonición? Después de que me contaran lo de las sombras y el miedo que
les tenían aquellas personas de aquel pueblo hizo que no dudara para nada de
las palabras de Lilly. Sabía que aquellas “sombras” eran peligrosas y por eso
más me asustaba aquel sacrificio. No le había preguntado nada a nadie sobre lo
del sacrificio del solsticio de verano pero pronto debería hablar de ellos con
alguien, por mi propia salud mental.
-Lara,
Lara-me llamó emocionada Nancy-Te tengo que presentar a alguien.
Yo
me acerqué a ella y esta me puso frente al chico moreno que no conocía. Era
mayor que nosotras, eso seguro. Rondaría ya los 25 años pero tenía un cuerpo
grande y trabajado. Era bastante guapo.
-Lara.
Te tengo que presentar a George, mi prometido-me dijo ella sonriente. Yo le
ofrecí mi mano y el me la tomó sin pensarlo y, para mi sorpresa, me la besó.
-Encantado
de conocerte-me saludó educadamente- Nancy me ha hablado mucho de ti y eres la
novedad del pueblo. Lo que no me había contado era de que cantaras tan bien.
No
me gustaba como me miraba ese tipo. Se supone que era el prometido de Nancy y
me miraba como si fuera un trozo de carne. Me daba asco. Pero debía ser educada
con él porque si no Nancy no me lo perdonaría.
-Igualmente
George-le dije intentando contener mi asco hacia su mirada. Entonces me di la
vuelta para darle la espalda e irme de allí pero la sudorosa y gran mano de
George me cogió del brazo.
-¿Te
ibas tan pronto?-preguntó con tono meloso- Nancy se ha ido a trabajar ya. Si
quieres tú y yo podemos ir a algún sitio más...íntimo-dijo echándome su aliento
en el cuello. Ahora que me daba cuenta solo quedábamos él y yo en la
habitación.
-No,
gracias-le dije enfadada- Será mejor que me vaya al trabajo-continué intentado
soltarme. Pero George tenía mucho más fuerte que yo así que no pude lograr mi
cometido.
Miré
hacia la puerta para ver si podía gritar pero esta tenía el cerrojo puesto con
lo que no me escucharían si gritaba.
Entonces
George me cogió por detrás y empezó a besar mi cuello. Intenté todo por
soltarme pero no podía. Tenía tanto miedo que las palabras no salían de mi
boca. Era como si tuviera la garganta atorada como si una serpiente estuviera
ahogándome por el cuello.
Sus
pegajosos y asquerosos labios me recorrieron el cuello hasta llegar a la
comisura de los míos. Me dio la vuelta bruscamente y me estampó contra la
pared. Entonces comenzó a besarme. Yo no quería responderle así que seguía con
mis intentos de sacármelo de encima pero era imposible. Después de unos
segundos él se dio cuenta de que nunca iba a responderle, se acercó a mi oreja
y me susurró al oído:
-Me
gustaría que colaboraras un poco-se paró y comenzó a mordisquear el lóbulo de
mi oreja-Quiero hacer esto de la manera más fácil y agradable posible. No
voy a hacerte daño…no mucho-dicho esto empezó tocarme con lujuria todo el
cuerpo.
Al
rato consiguió quitarme el vestido/blusón que usaba como ropa de trabajo. Y
comenzó a besarme del cuello hacia abajo. Yo no sabía que hacer hasta que, de
repente, tuve una idea. George estaba demasiado concentrado en su “trabajo” así
que aproveché cuando comenzó a intentarme quitar el sujetador para darle una
gran patada en sus excitadas partes nobles.
George
cayó al suelo retorciéndose de dolor y yo aproveché para abrir la puerta y
salir pitando de mi habitación.
Bajé
apresuradamente las escaleras, casi tropezándome con uno de los escalones.
Parecía que iba a romperse en cualquier momento. Un carpintero debía arreglar
aquella horrible escalera de madera putrefacta.
La
abuela Lilly me miró con pena y yo no pude evitar tirarme a sus brazos y llorar
en su hombro.
Ella
me consolaba con frases como “ya pasó”, “no temas estás conmigo”, “no volverá a
pasarte nada, linda”...
Por
fin dejé un poco de llorar y la miré a la cara. ¿Sabía ella lo que le había
ocurrido?¿Sabía que George había intentado abusar de mí?
-Si,
lo sé-me respondió como si pudiera leerme los pensamientos-Odio a ese chico.
Tiene mucho poder en el pueblo con lo que no pude negarle la mano de
Nancy-continuó mirándome con pena-No eres la primera. Hace dos años que abusó
de mi Nancy. Ella estaba enamorada de él desde hace mucho con lo que se entregó
a él sin quejarse. Sin embargo, él sigue abusando de chiquillas jóvenes y
guapas como tú.
-¡¿DE NANCY?!-le dije a la anciana casi gritando-¿Y no
podéis hacer nada?
-Como te he dicho antes él tiene mucho poder en el
pueblo-me respondió Lilly-Es hijo del hermano del jefe. No podemos hacer nada.
Si lo acusásemos sería capaz de encarcelarte para poder ofrecerte como
sacrificio. No quiero que te pase como a la chica del año pasado-su cara estaba
triste e incluso sus ojos llenos de arrugas comenzaron a humedecerse- Era la
nieta de mi hermano.
No podía creer lo que escuchaba. ¿Aquel ser había
condenado al sacrificio a aquella pobre chica por no haberse acostado con él?
-Además, nuestra cultura es muy machista-siguió hablando
la anciana-Todas las leyes favorecen a los hombres-dicho esto dejó de hablar y
se quedó pensativa mirando al suelo. Entonces levantó la cabeza y me miró a los
ojos- ¿Cómo has conseguido escapar?
-Le he metido una patada en sus...ya sabes-le dije señalando
la entrepierna-Fue por pura defensa.
-¿De verdad le has parado antes de que terminara su
faena?-me preguntó un poco enfadada.
Yo solo asentí y ella volvió a mirarme a los ojos.
Estaban humedecidos y pude atisbar una pequeña lágrima que salía de su ojo
izquierdo y surcaba su mejilla-No quiero perder a otra hija porque, aunque no
lo creas, en estas últimas dos semanas te has convertido en eso para mí.
Se acercó a mi y me abrazó fuertemente como si no
quisiera soltarme nunca. Entonces lo comprendí todo. Seguramente George habría
cabreado conmigo y puede que me acusara por haberle herido. La historia se
repetía. Ahora mismo mi peores temores se hacían realidad. Podría acabar
asesinada en el solsticio de verano.
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Bueno. Espero que os haya gustado el capítulo. Para mí yo creo que este es uno de mis capítulos favoritos. Iba a hacerlo más largo pero he pensado dejaros con un poco para el próximo.
El video de youtube es la canción que canta Lara. Es una canción de Taylor Swift que me encanta, además pertenece al soundtrack de LOS JUEGOS DEL HAMBRE(sagaza que os recomiendo a todos tanto en libros como en peli)
Dejadme algún comentario...que me hace ilu. Además me gusta saber a quienes les gusta o les interesa lo que escribo. :)